REPETICIONES
Todo el mundo ha pasado alguna vez por una situación en la que alguien conocido nos vuelve a contar lo mismo por segunda o tercera vez de manera confidencial pero en un lugar público, y nosotros, sintiéndonos comprometidos, hemos solido disimular el disgusto de esperar a que termine de contarnos la novela, haciendo como si escuchásemos por primera vez la repetición de esa la novela generalmente familiar, de la que el hablante no logra desprenderse, y pensamos si no se acordará de habérnoslo contado ya. La respuesta es no. No lo recuerda; no tiene conciencia de esa repetición, por eso hace como un bis pero sin querer, porque la repetición es inconsciente. En situaciones así, si interrumpimos para decir que ya conocemos esa historia, quedamos como groseros o impacientes, y si queremos ayudar, resistimos hasta el final de la narración y damos nuestra opinión, con la mejor intención de ayudarle sensatamente, comprobamos que el intento es inútil: siempre hay algo que desconocemos y que desactiva nuestra propuesta. El motivo es que no sirve la elaboración de otro para los problemas de uno.
El sujeto que repite está atrapado en ese relato, en el que alguno de los elementos que allí aparecen, guarda alguna relación íntima, pero desconocida para él, con un sentimiento reprimido (─culpabilidad, enamoramiento, envidia, celos, amor, etc.─) o un pensamiento intolerable para su conciencia, que intenta solucionar. Es decir cuando un pensamiento de ese tipo se presenta abiertamente a la conciencia esta los rechaza una y otra vez, porque esos pensamientos inconscientes, no han sido TRAMITADOS PSIQUICAMENTE, es decir, no han encontrado vías para acceder a la conciencia, no se han deformado lo suficiente para no llamar la atención de la censura y seguir su curso hacia su realización o hacia su represión definitiva y su olvido. Por tanto al no encontrar salida, empujan desde la oscuridad en la que están, hacia el lado de la consciencia que no logran franquear y se muestran como insistencia o repetición inconsciente.
Por eso, ante situaciones del estilo de la descrita, lo mejor que puede hacer el oyente, si no es un profesional, es no opinar y (si puede), recomendar a esa persona que hable con un profesional, ya que este dispone del instrumental adecuado para operar sobre esa especie de sordera psíquica que padece todo sujeto sobre su inconsciente, y sabrá, (por estar entrenado para escuchar de una manera especial), como tratar esa parte que se pierde - tras lo que se dice - en lo que se escucha.
Carlos Barragán Díez, Psicoanalista