lunes, 25 de julio de 2011

Asocie, por favor, libremente

El tratamiento psicoanalítico en la Medicina psicosomática:


¡Enfermo, asocie!

En medicina en general, teoría, método y técnica se suceden: son tres momentos distintos que varían dependiendo del tipo de enfermedad, en general y como norma el diagnóstico se debe establecer previamente al pronóstico y tratamiento. Claro que hay ciertas situaciones en que el proceso diagnóstico y tratamiento son prácticamente simultáneos: cuando está comprometida la vida del paciente y se debe iniciar un tratamiento sintomático inmediato o cuando ante una firme sospecha diagnóstica grave se inicia un tratamiento sin seguridad diagnóstica que solo después confirmará el tratamiento.

En psicoanálisis no se trata de diagnosticar primero atendiendo a la descripción de los síntomas que hace el paciente para aplicar el tratamiento después, porque en el proceso analítico se desplegará la posición que sostiene el síntoma en ese sujeto.

El anudamiento de la teoría (teoría del Inconsciente), el método (de interpretación-construcción) y la técnica (de asociación libre y transferencia) permite que diagnóstico y tratamiento sean una misma cosa, en psicoanálisis: tratar ya es diagnosticar. En que posición estructural, neurótica, psicótica o perversa, estaba el paciente (o sea, el diagnóstico) lo sabré después, por recurrencia, a posteriori, al final del análisis.

Con la teoría del inconsciente, el método de interpretación-construcción y la técnica de asociación libre en transferencia construyo la historia de los deseos del paciente y es ella la que me da cuenta del deseo inconsciente de ese sujeto. Leo aquí y ahora qué cosas del pasado fueron las que llevaron al sujeto hasta su situación actual no actualizada, donde lo sintomático se le repite de forma compulsiva en ciertos momentos de tiempo en tiempo.

El tiempo que se maneja en medicina, es el tiempo cronológico normal, el del reloj, el que viene del pasado, pasa por el presente y va hacia el futuro; en esa concepción del tiempo, efectivamente, lo que pasó, pasó, es imposible modificarlo y además determina el futuro.

El psicoanálisis no solo usa ese tiempo, en las sesiones por ejemplo; ese no es el único tiempo, también existe y bien visible, el tiempo psíquico, el tiempo del inconsciente. Su tiempo, el tiempo del psicoanálisis es el futuro anterior porque El después hacía antesala para que el antes pudiese tomar su fila.

La frase, (estigma) Tú eres eso, padezca la enfermedad que padezca el sujeto, es una construcción diagnóstica médica, familiar, social, o lo que sea, que no está al inicio del análisis, al inicio del análisis solo hay un ¡hable! Aquí y ahora ¡de lo que se ocurra!. No hay inconsciente fuera del análisis.

Los hechos no son hasta que no son interpretados. Y no son ya los hechos en sí, son, ahora, lo que el paciente dice de ellos, igual que no es el sueño que se soñó, si no el relato de ese sueño. Al psicoanálisis sólo le interesa analizar, es decir producir un sujeto. Ese sujeto será el que se haga cargo del por qué de sus síntomas. Y al transformar la forma de elaborar las cosas del pasado (en análisis), le va cambiando la vida, va haciendo que su futuro sea otro diferente al de el enfermo que ha estado siendo (por no poder expresar una ambivalencia afectiva, un amor-odio, un sentimiento, una excitación o un dolor, más que con su cuerpo, con su libra de carne sin palabras).

No se trata pues simplemente de arreglar el pasado del sujeto para que deje de afectarle, se trata de que su pasado deje de ser lo que determine su vida, se trata de transformar ese después que hacía antesala para que el antes pudiese tomar su fila.

El paciente habla con sus síntomas, dice algo; se trata de darle la palabra para que no tenga que servirse del síntoma para hablar. Se trata de que ese sujeto deje de ser la enfermedad que le define, y humanamente, hable, pero sujeto ahora, a los límites del lenguaje (estructura simbólica) y no a los de su cuerpo (estructura biológica). Es el sujeto biológico el que necesita de los síntomas. En análisis se termina de constituir el sujeto para el cual no son necesarios los síntomas, puesto que, si puede, separar la figura del padre (como símbolo) de la de su padre (el padre real), habrá padre simbólico, y si la metáfora paterna funciona en él, ya no es necesario que la fobia ocupe ese lugar.

En psicoanálisis sabemos de la sobredeterminación, si el psiquismo del paciente permite lo simbólico, lo simbólico le permite al sujeto abrir la frase, y el ‘soy ulceroso’ o el ‘soy un celoso’ que le define se puede unir a otras frases y en esa articulación, incluir al semejante, incluir lo psíquico, para que no necesite ser ulceroso o tan celoso o solitario o pobre.