viernes, 29 de agosto de 2014

La grandeza de Freud  ( I  )

La grandeza de Freud tiene que ver con la escritura, aunque eso no es decir nada nuevo, es decir, no es nuevo que un científico de cuenta de sus investigaciones por escrito. Lo que ya es otro cantar es el tema sobre el que versan esas investigaciones. Y ni que decir de sus consecuencias. De momento histérica deja ser sinónimo de mujer . ¿Tontería? Hasta 1900, los tratamientos que se seguían tenían que ver con la concepción que se tenía de la enfermedad, y la concepción que se tenía era la que había permanecido inamovible desde los griegos. Los tratamientos de la ciencia médica iban modernizándose conforme se modernizaba la física, así si la cauterización de las heridas era buena para la cicatrización de un órgano, o su resto, acabado de amputar, un órgano era el útero,  si eso era la causa de la enfermedad se amputaba se cauterizaba y fuera, arreglado. No se si fue mejor cuando se dieron cuenta que su causa era más bien del orden de lo que se entiende por mental… porque era, no nos olvidemos, mental de la mujer. Los hospitales para enfermos nerviosos, existían, los nuevos tratamientos también y la cirugía había adelantado que era una barbaridad, y puesto que se iban descubriendo, gracias al microscopio, células especializadas en determinadas áreas del cerebro, y se tenía un mapa magnífico de las áreas cerebrales ¿por qué no extirpar esos centros nerviosos que agitaban a las histéricas e incomodaban a quienes las rodeaban? ¿Qué era demasiado drástico? Bueno, quizá con una modificación suficiente de la intensidad de la corriente eléctrica que se desplazaba entre las células cerebrales inervándolas o inhibiéndolas, se conseguiría un cambio de comportamiento del paciente. Electrochoque.
Bueno Freud, el neurólogo judío hijo de un sastre, nacido en Checoslovaquia y formado en Viena, acaba con todo el cuadro. Deja de suponer las causas y empieza a escuchar a los pacientes como antes escuchó a sus profesores: con atención. Y encuentra relaciones entre lo que él ve que les pasa y lo que dicen que les pasa. Él, asocia que lo que le ocurre al enfermo en ese momento tiene que ver con algo que dice de otro momento de su vida. Es la Teoría del trauma. Son los comienzos del psicoanálisis, no es aun psicoanálisis. Pero de momento ya no está sola la mujer es esa clasificación, puesto que un suceso sexual desagradable, semejante, como puede serlo un intento de seducción por parte de un adulto a un niño, puede haber afectado igual que a una mujer, a un hombre, y puede haber dejado las mismas secuelas. No hace falta que estén internados en un hospital para ser tratados. Ya no son locos.
Seguimos con la teoría del trauma, o sea de causa efecto, pero ya hay más implicados, ya hay histéricas e histéricos, y lo más importante, Freud se da cuenta de que todo eso que le pasa al paciente, sea hombre o mujer, siempre hace referencia a otra escena... ¿Pero lo que dice es real, o puede no serlo, aunque se recuerde así? ¿Es tan fiel la memoria como para no dudar de ella?  Comienza a intuir el inconsciente.
Quizá no todo pase por la conciencia, por la razón. Hay pensamientos, que parece como que fueran en paralelo, como que circularan por  una doble conciencia; como que despierto del todo, no recuerda nada o muy poco, pero medio de la hipnosis recuerda más... hasta cierto punto. Y el material que surge ese estado hipnótico, se puede obtener, prácticamente con lo que asocia el paciente... y además de esta manera guarda recuerdo y conciencia de ello.  ¿Y que se ocurre sobre esa cuestión? ¿No se le cruzó por el pensamiento ninguna otra otra idea?. Asociación libre.
Freud es científico y naturalmente se pregunta sobre ese estado semionírico y sobre todo ya que está centrado en la cura, ¿por qué no duran los efectos terapéuticos de la sugestión? ¿Por qué, el síntoma desaparece, cuando él se lo ordena o se lo sugiere al paciente, pero luego, al cabo de cierto tiempo, reaparece de nuevo, tal cual o ligeramente modificado? Abandono definitivo de la hipnosis.
¿Qué fuerzas se están movilizando ahí? ¿Unas que se esfuerzan por recordar y otras por olvidar? ¿De donde provienen esas fuerzas, quien las manda? Esbozo de la primera tópica (geografía psíquica): Consciente, preconsciente e Inconsciente.
Consciente, el pensamiento que conocemos como racional, deductivo, el pensamiento de la vida despierta, en definitiva la conciencia. Preconsciente sería el lugar (sin ubicación espacial, ni concreta ni difusa, puesto que es una construcción teórica), que alberga aquellos pensamientos, ideas y recuerdos que no están en la conciencia pero que con un pequeño esfuerzo de voluntad o de atención, pueden hacerse conscientes, del preconsciente son los: no me acordaba…, ya decía yo que me sonaba…, si es que lo sabía, lo sabía… o sea, Preconsciente, que se puede hacer consciente. Y por fin, lo Inconsciente. Lo desconocido. No puede llegar jamás a la conciencia ni al preconsciente; es inconsciente. Solo se puede deducir. No funciona con las leyes de la conciencia. Tiene sus propias leyes. No es ni bueno ni malo, es lo inconsciente.
Ni piensa, ni juzga, ni calcula, solo quiere expresarse.
No responde a las leyes lógicas de la causa y el efecto.  
Solo se accede a lo inconsciente por medio de la interpretación... siempre indirectamente.
Supone evidentemente un nuevo nivel de complejidad.

                                                                    Continuará... Al borde de la transferencia.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Lo que no conviene...
Pensar que uno-a ya ha dado lo mejor de si, es un pensamiento que no conviene. No conviene pensar que lo mejor ya pasó, es cerrarse las posibilidades que siempre están 'por venir', es decir en lo futuro. También es inconveniente no querer dar nada a cambio y esperar recibir. No va a suceder. Ese es un pensamiento que es muy infantil, y que de perdurar en un adulto, le puede costar innumerables decepciones. En lo inconsciente no hay tiempo, pero en la realidad si. El tiempo de la infancia pasó para quien no es un niño. Se puede recordar que uno fue niño, que fue querido incondicionalmente en aquellos momentos, pero solo en aquellos momentos en que para uno-a no existía la ley del intercambio. Y digo para uno-a porque ya desde el momento en que al niño se le pone en el orinal, cambia el panorama: es como si dijera la persona que cumple las funciones de madre: Tú dame lo que te pido, cuando te lo pido y todo irá bien. O sea, 'Haz lo que digo que hagas, sométete y te seguiré queriendo, seguirás siendo el niño-a más guapo de todos, el más amable; Muéstrate rebelde y veremos quien lleva las de perder, te llevaré al médico, te recetarán medicamentos, te pondrán la etiqueta que crean que te corresponde con arreglo a 'tu grado de respuesta negativa' y si insistes, irrigaciones y hasta cirugía, todo por tu bien'. Hay que aprender. Aprender cuesta y lleva un tiempo.
No conviene querer ser el de siempre. Porque es una falsedad, uno-a no es nunca el mismo, ni siquiera es idéntico a sí mismo, en tanto hay muchos aspectos propios que son del todo inconscientes... pero son, y son de uno mismo, ¿como va a ser uno el de año pasado? y menos que menos el de hace diez o quince años. Es imposible no cambiar, es posible querer no cambiar o creer no haber cambiado, cuando la realidad está cambiando constantemente, y uno-a no se da cuenta de los muchos cambios que acontecen en uno mismo. Las personas están cambiando a cada momento, porque vivimos en una realidad material, y a ella sí que hay que adaptarse, solo a esa realidad material, no a la circunstancial o a la personal de sea quien sea.
Si mi energía la empleo en negar los cambios que se producen en la realidad, lo primero es que no lo voy a conseguir y lo segundo es que voy a enfermarme, o enfermarme más, porque negar la realidad ya es una enfermedad. Darse cuenta y contar con ello, es trabajar por la propia salud, y si uno-a está 'bien' atrae a otras personas que también están bien. Es una cuestión inconsciente, como que un angustiado busca angustiados, inconscientemente. Porque inconscientemente buscan 'lo igual', lo 'igual que yo' y esa es una manera de rechazar lo diferente, de negar las diferencias.
¿Quien, seriamente,puede pensar que es un 'adulto normal' alguien que piensa en volver, porque era mejor, cuando 'se lo podía hacer encima' y nadie le ponía la mas mínima objeción? Nadie.
Los medios de comunicación, y muchísimas personas, entienden como bien, los bienes, y es lo que publicitan, para la poderosa empresa farmacéutica, el cuerpo es una máquina y lo parchean con cualquier remedio, cuantas veces sea necesario, y si no se termina de arreglar, mejor para ellos. Hay pensamientos que juegan a su favor. No considerar al inconsciente, negarlo, es uno de esos pensamientos que dan beneficios, incluso económicos, a otro, siempre a otro. No es malo pensar en uno mismo, inserto en la realidad, no en una realidad, sino en la realidad, tampoco es bueno, es lo que corresponde. Con ciertos pensamientos, lo mismo.
Lo que no conviene se puede dejar.
Y por los sentimientos..., no preocuparse, se desplazan, pero además, se desplazan inconscientemente.