miércoles, 26 de marzo de 2014

Lo que no conviene...
Pensar que uno-a ya ha dado lo mejor de si, es un pensamiento que no conviene. No conviene pensar que lo mejor ya pasó, es cerrarse las posibilidades que siempre están 'por venir', es decir en lo futuro. También es inconveniente no querer dar nada a cambio y esperar recibir. No va a suceder. Ese es un pensamiento que es muy infantil, y que de perdurar en un adulto, le puede costar innumerables decepciones. En lo inconsciente no hay tiempo, pero en la realidad si. El tiempo de la infancia pasó para quien no es un niño. Se puede recordar que uno fue niño, que fue querido incondicionalmente en aquellos momentos, pero solo en aquellos momentos en que para uno-a no existía la ley del intercambio. Y digo para uno-a porque ya desde el momento en que al niño se le pone en el orinal, cambia el panorama: es como si dijera la persona que cumple las funciones de madre: Tú dame lo que te pido, cuando te lo pido y todo irá bien. O sea, 'Haz lo que digo que hagas, sométete y te seguiré queriendo, seguirás siendo el niño-a más guapo de todos, el más amable; Muéstrate rebelde y veremos quien lleva las de perder, te llevaré al médico, te recetarán medicamentos, te pondrán la etiqueta que crean que te corresponde con arreglo a 'tu grado de respuesta negativa' y si insistes, irrigaciones y hasta cirugía, todo por tu bien'. Hay que aprender. Aprender cuesta y lleva un tiempo.
No conviene querer ser el de siempre. Porque es una falsedad, uno-a no es nunca el mismo, ni siquiera es idéntico a sí mismo, en tanto hay muchos aspectos propios que son del todo inconscientes... pero son, y son de uno mismo, ¿como va a ser uno el de año pasado? y menos que menos el de hace diez o quince años. Es imposible no cambiar, es posible querer no cambiar o creer no haber cambiado, cuando la realidad está cambiando constantemente, y uno-a no se da cuenta de los muchos cambios que acontecen en uno mismo. Las personas están cambiando a cada momento, porque vivimos en una realidad material, y a ella sí que hay que adaptarse, solo a esa realidad material, no a la circunstancial o a la personal de sea quien sea.
Si mi energía la empleo en negar los cambios que se producen en la realidad, lo primero es que no lo voy a conseguir y lo segundo es que voy a enfermarme, o enfermarme más, porque negar la realidad ya es una enfermedad. Darse cuenta y contar con ello, es trabajar por la propia salud, y si uno-a está 'bien' atrae a otras personas que también están bien. Es una cuestión inconsciente, como que un angustiado busca angustiados, inconscientemente. Porque inconscientemente buscan 'lo igual', lo 'igual que yo' y esa es una manera de rechazar lo diferente, de negar las diferencias.
¿Quien, seriamente,puede pensar que es un 'adulto normal' alguien que piensa en volver, porque era mejor, cuando 'se lo podía hacer encima' y nadie le ponía la mas mínima objeción? Nadie.
Los medios de comunicación, y muchísimas personas, entienden como bien, los bienes, y es lo que publicitan, para la poderosa empresa farmacéutica, el cuerpo es una máquina y lo parchean con cualquier remedio, cuantas veces sea necesario, y si no se termina de arreglar, mejor para ellos. Hay pensamientos que juegan a su favor. No considerar al inconsciente, negarlo, es uno de esos pensamientos que dan beneficios, incluso económicos, a otro, siempre a otro. No es malo pensar en uno mismo, inserto en la realidad, no en una realidad, sino en la realidad, tampoco es bueno, es lo que corresponde. Con ciertos pensamientos, lo mismo.
Lo que no conviene se puede dejar.
Y por los sentimientos..., no preocuparse, se desplazan, pero además, se desplazan inconscientemente.