lunes, 31 de octubre de 2016

De la depresión hay que saber básicamente:

De la depresión, hay que saber básicamente:


En general, las llamadas 'enfermedades mentales' por los médicos son la causa del 50% de la discapacidad laboral y vital y la depresión grave ocupa el puesto nº 5 entre las 10 causas principales de enfermedad. Durante los últimos 20 años, se ha demostrado la íntima conexión existente entre la salud mental y la física, y ya hasta la Organización Mundial de la Salud relacionaba la depresión con determinadas enfermedades físicas, señalando que nuestra salud psíquica (pensamientos, sentimientos, emociones, sensaciones, preocupaciones, etc.) influye directamente sobre nuestra salud física.

La depresión del estado de ánimo, (la depresión psíquica) enferma porque afecta al sistema inmune, provoca inmunodepresión y el sistema inmune es el encargado de la defensa del organismo ante infecciones sean externas o internas.

En general, cuando una persona está deprimida deja de cuidarse y a veces engorda muchos kilos porque se mueve poco y fuma o bebe en exceso... o mantiene relaciones sexuales de riesgo, para calmar la culpa o la angustia... o conduce de manera temeraria como buscando accidentarse o accidentar a alguien 'al primero que se le ponga por delante'... o no cumple los tratamientos médicos, diciendo que no le hacen efecto que para qué... todo, maneras de ir matándose... afectando a los que directamente le rodean

Alguien deprimido, es más propenso a las infecciones, los catarros, gripes, perturbaciones cardiovasculares, respiratorias, de la presión arterial, a las arritmias, a los problemas gastrointestinales, estreñimientos o las diarreas. Cualquiera de estas manifestaciones orgánicas en su cronificación, indican que seguramente hay depresión... y muchas veces también lleva al 'deprimido que no lo sabe' y puede pagarlo, de consulta médica en consulta médica, sometiéndose a diferentes estudios clínicos sin que el facultativo encuentre el originen del malestar del sujeto. De forma habitual en todos estos casos el diagnóstico de 'está usted deprimido', llega con retraso. Otro caso más de depresión enmascarada, que hace su debut en el sujeto enfermo 'como síntomas orgánicos' como dolores erráticos, ''ahora es aquí, pero estos días pasados era en este otro lado...'' y con una respuesta caprichosa a los analgésicos o medicamentos administrados.

La depresión, no siempre se expresa claramente, con los síntomas clásicos: insomnio, falta de apetito, tendencia al llanto, inapetencia sexual, anestesia afectiva, desinterés general,baja autoestima, autorreproches, etc., a veces, síntomas como palpitaciones, dolor o fuerte presión en el pecho, sensación de falta de aire, que parecerían ser síntomas del ataque de angustia, pueden ser signo de una depresión. También una frigidez o una impotencia pueden ser indicio de una depresión enmascarada, en tanto, hay una anestesia física localizada que responde a un único sentimiento, el del dolor psíquico. También algunas otras enfermedades orgánicas, como la aterosclerosis, pueden señalar una depresión, y de igual manera enfermedades más graves, como las enfermedades del corazón, el infarto, la angina de pecho o el cáncer, otra enfermedad grave que puede, y suele, estar precedida de depresión.

La ansiedad y la depresión ponen en marcha una cadena de alteraciones de las funciones endocrinas y de nuestro sistema inmunitario que hacen que al disminuir estas defensas aumente la propensión a enfermar: Los trastornos mentales afectan depresivamente al sistema inmunitario, facilitando la aparición de ciertas enfermedades muy graves que pueden producir una muerte prematura. 
Si podemos tratar una depresión, a tiempo, podemos prevenir muchas enfermedades orgánicas. Ningún especialista duda hoy en día que detrás (y muy lejano en la memoria del paciente, y todos lo confirman) de un cáncer hubo una depresión, fuerte, que no fue tratada o fue mal-tratada: 'el tiempo lo cura todo' (eso es lo que creyó)  
El ser humano, es un todo compuesto de psiquismo y cuerpo, y ambas partes no son separables. 
La depresión, y la melancolía es una forma de depresión, sabemos que es un estado, que se caracteriza por una pérdida de interés por el mundo exterior, que las cosas que le proporcionaban placer dejan de resultarle placenteras, que no tiene ganas de comer, que le cuesta conciliar el sueño y que se reprocha constantemente cosas a sí mismo, que pierde el pudor de criticarse ante todo el mundo, aunque lo que diga sea cierto.
Por muchos caminos una persona puede llegar a una depresión, pero causas de la depresión... no hay más que una : la pérdida... una pérdida, el sentimiento de pérdida... se produce ante una pérdida, no necesariamente de un ser querido, amado... puede ser la de un ideal o de una ilusión. 
El paciente creía que esa relación amorosa que tenía era perfecta y cuando descubre cosas en la pareja que no son como las imaginaba, eso, le hace perder ese ideal de amor.
El deprimido ha sufrido una pérdida, eso que amaba, eso en lo que creía, eso que esperaba... ha quedado destruido... y para no perder aquello que ya ha perdido, se identifica con ello... y lo padece.

Pero también se siente abandonado, y por ello tiene un sentimiento hostil, de rencor, así que no sólo ama lo que perdió sino que también lo odia y lo quiere matar (porque en el inconsciente la ley que rige es la ley del ojo por ojo... y la sentencia siempre es el aniquilamiento. Lo vemos claramente en el caso del deprimido suicida que al identificarse con el objeto perdido, en el intento de acabar con el otro (porque le abandonó…), acaba con él mismo... es decir, el deprimido suicida, se venga suicidando al otro, pero como está en su interior, por la identificación, mata al otro suicidándose.
En todo deprimido hay un deseo de venganza, y los reproches que aparentemente van dirigidos contra sí mismos: Soy un inútil, no sirvo para nada, etc., en realidad van dirigidos al objeto perdido (con el que está identificado), así que corregido, lo que dicen en realidad es: eres un inútil..., no sirves para nada.

Todo para no perder lo perdido, porque el deprimido no acepta la pérdida.
A veces, incluso, la persona no sabe exactamente lo que ha perdido, un ideal, una ilusión..., otras veces si, pero por no haberlo elaborado, no sabe lo que el otro, realmente, significaba para él, que función cumplía en su vida, de ahí que digamos que la pérdida es inconsciente siempre.

La depresión es una enfermedad sin rostro, precisamente porque tiene mil rostros. Aparece como síndrome del nido vacío, depresión subyacente en mujeres maduras cuando sus hijos se van de casa... pero es que se produce, sobre todo, en aquellas madres que han renunciado a su vida para dedicarse enteramente a sus hijos, y cuando estos se van, queda al descubierto una verdad... no tienen vida... y efectivamente es como si se les hubiera ido la vida, he ahí la pérdida, en la actual falta de sentido de su vida... y se abandonan... porque su vida ha perdido su sentido.

Ya hemos dicho: otra manera de suicidarse , ponerse en situación de riesgo de contraer enfermedades físicas potencialmente mortales: Siempre son los sujetos con depresión no tratada que degenera en enfermedad orgánica. Muchos de estos casos serían auténticamente los llamados “suicidios encubiertos”. Todos los suicidas estaban previamente deprimidos... pero no todos los deprimidos se suicidan, afortunadamente.

El psicoanálisis ha demostrado ser un tratamiento eficaz, si no el más eficaz, en estos casos, ya que ayuda al sujeto a producir una nueva vida sin aquello que ha perdido.

Hay que tener en cuenta que lo importante de lo que vemos es lo que no vemos. Lo que cuenta no es que no exista la posibilidad de sustituir, sino, justamente suponer que no exista tal posibilidad.
Por eso, frente a la idea de que si se cae en una depresión, ya es para siempre,  recordamos, precisamente las palabras del maestro sobre psicoterapia: La terapia analítica ha sido creada para enfermos prolongadamente incapacitados para la vida

lunes, 22 de agosto de 2016

El proceso de identificación... continuación.

Identificarse

La identificación es un mecanismo que solo puede darse en las relaciones interpersonales. De estas decimos que son intersubjetivas, es decir que se dan con un carácter absolutamente subjetivo, puesto que nadie se identifica con nadie ni con nada a no ser de una manera absolutamente propia, atendiendo al propio modo de pensar y de sentir. 

   Esta relación de intersubjetividad es muy importante y la podríamos definir en general como el establecimiento y desarrollo de una corriente afectiva 'entre sujetos' o con cosas, un olor, una música, un tótem, etc. Un tótem puede ser un animal: un jaguar, un toro... o una cosa: una estatuilla, un monumento, una planta: un roble... o un fenómeno atmosférico... algo considerado 'sagrado' por una concreta colectividad humana... incluso, por uno mismo. 

Esta identificación puede ser con el objeto de identificación en su conjunto, o solamente con uno de sus rasgos, y es merced a ese rasgo único que se produce la identificación... ahí es cuando decimos de alguien que 'está identificado'. 

En el caso de las ventas, el comprador se identifica con el producto, con las atribuciones que él mismo hace al producto, con las expectativas que el producto sea el que sea... despiertan en él, ''Yo con una aspirina funciono de maravilla''... de modo que así, al mismo tiempo, se produce una nueva identificación que se suma a la que se da con las otras personas que comparten ese 'tótem', ese gusto o preferencia o antipatía con respecto a cualquier producto... o persona o grupos sociales incluso. 


Intervienen diversos factores en esta cuestión de la identificación entre ellos, la personalidad, formada por la suma de diversos factores entre los que encontramos modelos ideológicos, que en conjunto provienen de la familia, la educación y el Estado en su más amplio sentido... que funcionan en el sujeto de manera inconsciente y son el sustrato de su manera de ser y la causa de los diferentes estados anímicos que presenta frente a los demás, o más exactamente incluso: frente a modelos ideológicos de otras personas. 

Las relaciones de empatía: agrado, proximidad, o de rechazo: antipatía, están múltiplemente determinadas por esos modelos ideológicos de cada uno.

Identificarse o “sentirse identificado” es algo así como encontrarnos con un rasgo nuestro en otro sujeto “como nosotros”. 

Podemos identificarnos realmente a lo que sea: con cualquiera (porque podríamos estar en su situación, porque tiene gustos afines a los nuestros, etc.), con cualquier idea o pensamiento (con un ideal de libertad, justicia, pureza, religiosidad, etc.) o con cualquier manera de amar, desear, ambicionar, odiar, etc.


El sujeto humano es la suma de sus identificaciones.


El proceso de la identificación se produce igual que cuando vemos el reflejo de la imagen en el espejo; cada vez que ocurre, tendemos  a sentir inconscientemente, simpatía o rechazo por “el otro” que es esa imagen que percibimos... 


Si no hubiera proceso de identificación (a una persona, a una situación, a un lugar, a un objeto) no habría relación intersubjetiva, ni se produciría el deseo por “el objeto”. Esta es pues, la base inconsciente del comercio, y de cualquier proceso de venta de artículos, sean de la índole que sean. Es por esto que el éxito o el fracaso en la venta depende de los afectos inconscientes de atracción o repulsión que sea capaz de generar 'el objeto' en el comprador.

Cuando un objeto es capaz de evocarnos un afecto placentero inconscientemente deseamos adquirirlo 'porque hemos encontrado un rasgo personal en el objeto', es decir, se ha producido una identificación. Por lo mismo: si el objeto nos evoca un afecto doloroso, podemos rechazarlo.

Es por todo esto, que cuando las ventas no van como deberían, hay que plantearse, que uno 'algo' tiene que ver. Que eso que pasa 'algo' tiene que ver con uno mismo... y siendo así, uno puede conociendo ya esas cuestiones inconscientes, resolver adecuadamente esos obstáculos interiores que le dificultaban el éxito.

sábado, 2 de julio de 2016

Verano una oportunidad o un estrés

Verano y trabajo, una oportunidad
Este verano ya ha llegado. Un montón de personas están empezando a venir, a España, a la costa. Conviene si no está uno preparado, empezar ya prepararse, porque va a haber mucho trabajo. Conviene un estado animoso, contar con que va a haber un mayor nivel de angustia en cada trabajador, tanto de cara al público, como fuera de su vista, eso no importa. Si importa que la información circule en toda la cadena, es decir, que unos, otros y otros hablen del mismo tema, es decir que, por ejemplo, el encargado de hacer los pedidos o las compras, el que las prepara y el que las reparte que funcionen acompasados, es decir con mucho orden, lo cual no impide la ligereza. Ir ya dándose cuenta, y contando con que la tensión, para realizar una mayor cantidad de trabajo en el mismo tiempo, va a tener que aumentar forzosamente, y que es muy humano desplazar, o sea, en vez de tolerar que uno tiene que poner mucha atención, concentrarse mucho en la tarea que está realizando y que eso es fatigoso, echar la culpa a un compañero, a los clientes, a la situación, al calor, a lo que sea... en vez de que uno mismo tiene que poner más atención. 
En esta línea, está aquello a lo que me refiero. Puede ser una oportunidad para hacer unas muy buenas cajas, si uno aprovecha la ocasión de trabajar para trabajar. Pero si se aprovecha la situación para criticar a aquel compañero con quien no me llevo muy bien, o al jefe que gana más, o a la compañera que me gusta pero no me hace caso, o al repartidor que se retrasa en llegar... ahí, se crea una fuga de energía, una energía perdida como sentimiento de hostilidad, de rivalidad, de envidia, de celos, que se pierde como acción productiva. 
Atentos.
Podría parecer que esos son motivos suficientes para que 'vaya mal' o no vaya tan bien como debiera... pero el psicoanálisis nos ha enseñado, que estos desencadenantes son eso mismo: motivos desencadenantes, que no faltan nunca, pero que no son las auténticas causas de peso. Estas son 'causas suficientes para la razón', las causas razonables, pero no son de por sí las auténticas ni las únicas causas. Estas solo son las excusas para poder expresarse una problemática, un malestar, una inadecuación en otro aspecto de la vida, del que a veces no se tiene noticia directa, o al que, a veces, no se le ha dado la verdadera importancia que tiene, y se lo va posponiendo, posponiendo, sin decidirse a resolverlo... Claro eso crea un malestar que 'se suma a lo otro', que es el que aparece, solo que deformado, disfrazado. 



martes, 2 de febrero de 2016

La enfermedad en el cuerpo

La enfermedad en el cuerpo

Tanto la salud como la enfermedad son producciones del sujeto.

No hay somático por un lado y psíquico por otro, van juntos. El sujeto habita un cuerpo erógeno, gozante, que no se siente más que cuando se rompe.

Si consideramos la vida anímica desde el punto de vista biológico, se nos muestra la pulsión como un concepto límite entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos procedentes del interior del cuerpo que arriban al alma, y como una magnitud de la exigencia de trabajo impuesta a lo anímico a consecuencia de su conexión con lo somático. La pulsión es por tanto, un concepto fronterizo... y si el yo es el mediador entre la pulsión y su meta que es satisfacerse siempre, el medio del que se vale es el objeto, lo que ha de rodear.

El cuerpo es una construcción, una articulación compleja, donde interviene la pulsión, como en todo lo que hace el hombre. Pulsión, con tres niveles, real: lo que le interesa o le es indiferente, económico: lo que le gusta o le disgusta,  y biológico: lo que hace o deja hacer... por aquí anda el amor, como propio mandato de la especie que para perpetuarse ha de reproducirse, sexualmente... y que sea una cuestión de la especie hace que no haya representación psíquica de masculino y femenino, tampoco hay psiquismo masculino y psiquismo femenino. La única representación de la sexualidad en el inconsciente es la pulsión, que es el montaje a través del cual la sexualidad participa de la vida psíquica, y que está representada por la muerte... la pulsión de muerte puntúa desde el futuro, es desde el punto final que se puntúa todo lo anterior el después hace de antesala para que el antes pueda tomar su fila.

Ese tiempo porvenir, el de tomar su fila, al psicosomático, le cuesta pensarlo, concebirlo, no puede pensar ninguna estrategia para el futuro, con ilusiones, esperanzas, posibilidades, goce, porque en ese futuro también está la muerte, [(cualquier estructura es para negar que somos mortales)... y es paradójico que un  enfermo de una enfermedad mortal... sea inmortal... en la realidad psíquica con la que tan mal se lleva]... y como no puede pensar ese futuro con muerte tampoco una estrategia (posición activa), se queda ahí parado, sin planificar nada, con el síntoma (posición pasiva)... lo que sea, siempre le tiene que venir del exterior, del médico por ejemplo.

El cuerpo va más allá de la imagen corporal, lo cual  supone que la relación del hombre con su cuerpo es imaginaria y esto está en relación con que el sujeto crea que el otro siempre ocupa su lugar (se precipita de la insuficiencia a la anticipación) [...y reaccione frente al otro con rivalidad y hostilidad] pero es que en el humano es en relación al lenguaje (exterior al sujeto) que se construye el aparato psíquico y el cuerpo.

El hablante es mortal porque por hablante sabe que va a morir, esa certeza al psicosomático le cuesta incluirla. En un hombre que no se muere no hay falta... Él no niega la muerte (...ya, todos, algún día, nos vamos a morir), pero la acalla con su organicidad, donde tendría que poner el símbolo pone el cuerpo taponando esa falta real, y como falta la falta hay angustia, tiene que haberla porque que no puede faltar la falta,  lo que hace al macarrón es el agujero sobre el que se construye. (La angustia de castración siempre es frente al deseo y siendo angustia no es la angustia constitutiva, la necesaria, la que es una operación) 

En el fenómeno psicosomático hay como un fallido en el soma, un órgano aparece en la conciencia cuando es sintomático, en tanto el cuerpo es silencioso y el que lo porta de normal no lo nota.

La enfermedad es una producción sintomática que se ha hecho con trabajo y así mismo la salud si la pensamos con el psicoanálisis, que incluye la mortalidad, es otra producción. Todo lo que hacemos es con pulsión, exigencia de trabajo psíquico, y el psicosomático es de eso de lo primero de lo que reniega (más que reprimido-negado, reprimido-aniquilado, un intento de borrar lo psíquico)... como si quisiera ser una máquina todo-cuerpo-y-ya-está, en vez de pulsional, deseante con sueños que sueñan otra realidad, que por tener otro tiempo, el del inconsciente  no va coincidir nunca con la otra realidad, la material... otra inadecuación intolerable más, como la de que la palabra no coincida con la cosa. Cree que lo que le pasa es lo que dice que le pasa.
-Me pasa esto... -¿Y que piensa sobre eso que le pasa?
-Pues lo que le he dicho que me pasa... esto.

Le cuesta producirse como sujeto representado por un significante S1, en un momento, para otro significante S2, en otro momento... (siendo que el sujeto lo encontramos en la repetición)... porque no hay intervalo. Lo mismo... hay tendencia, fuente, objeto y fin, disyuntos... pero el recorrido de la fuente al objeto (que es lo que rodea la pulsión, cualquier objeto, objeto a) no se produce porque el objeto es como si no lo hubiera porque es un órgano (no libidinizado) ayuntado, fundido a una fuente en el propio cuerpo, por eso hablamos de autoerotismo (homo-sexualidad, una manera de resolver la diferencia sexual...

Ese intervalo habla de una temporalidad... el movimiento pulsional es la temporalidad... y de la mano de la temporalidad viene la incertidumbre (neurosis actuales) que no soporta... al tiempo, al deseo, que es deseo de deseo... (no es la madre, es el deseo de la madre)... y que es después del goce, que puede haber sin que haya deseo... que está con el significante, entre palabras, en la cadena significante.

El psicosomático no miente... si decimos que castración hay cuando el niño es capaz de mentir, cuando es capaz de separar la palabra de la cosa... el psicosomático, que no miente lo prueba con su cuerpo.
Me molestaba aquí... he ido al médico y me ha dicho que tengo úlcera... que es de nervios... pero yo no soy nervioso, soy muy tranquilo... estoy bien... Y me ha preocupado claro
No es lo mismo ocuparse que preocuparse, ni implicarse que adaptarse: La salud es una implicación, no es una adaptación. La medicina y la psicología están por la adaptación... el psicoanálisis está por la transformación de la realidad con la implicación del sujeto en esa transformación.

Ni es lo mismo deseo que goce, ni goce que placer. Placer es la tendencia a disminuir la excitación a lo mínimo, y el goce es del orden de la tensión, del displacer, del gasto, del forzamiento, pero además el goce está en relación con la mortalidad, punto final que acontecerá, pero que determina lo anterior, hasta el punto de que solo goza un sujeto que se sabe mortal, que tiene puntuación, ley e interdicción.

(La ley 1ª es la ley del lenguaje, y el único trauma del ser humano es el de la inmersión en el lenguaje... Si no hablo yo... hablará el cuerpo y su forma de hablar es sin palabras es por medio del síntoma, y ahí se va a ver bien a las claras que Soy hablado (posición femenina)... que ello habla por mi... 

Si para hacer de una lesión en un órgano, una radiografía, se ha necesitado todo el aparato radiográfico entero, aunque luego solo se traiga y se lleve la foto... para constituir un sujeto deseante se necesita de todo el aparato psíquico que se va construyendo... toda una complejidad, con una primera tópica que va a desembocar al goce, una segunda al deseo... y en la incertidumbre frente al deseo del otro, deseo de deseo, va a enganchar la psicosomática... Tengo una relación con el lenguaje, que es estructurante, la relación con el Otro, que supone una apertura a ese tiempo de incertidumbre ante el deseo del Otro... Me dice esto... pero... ¿qué me quiere decir?

No hay sujeto antes de la palabra ni nada hay fuera del lenguaje. El sujeto solo aparece después de hablar, y siendo el lenguaje el órgano del goce, el goce tendrá que ver con la posición del sujeto en el lenguaje y con que todo en el sujeto pase por la palabra. Que se estructure en la cadena significante, quiere decir, de entrada, que todo estímulo tanto físico como psíquico, requiere una doble elaboración, una elaboración física y otra psíquica... ponerle una palabra, una frase... y ese es fundamentalmente un problema del psicosomático, que a cambio de esa no producción, produjo un fenómeno psicosomático (no una derivación afectiva como la funcional de la histeria, no una sustitución de la realidad como en la psicosis...), una lesión hecha o en ciernes, una manera de gozar del cuerpo real, como señal de que algo no anda bien en el cuerpo mortal, el cuerpo que puede faltar. En la enfermedad, en el síntoma hay un goce, un goce que no conviene que haya para que goce de una manera menos dolorosa.