martes, 2 de febrero de 2016

La enfermedad en el cuerpo

La enfermedad en el cuerpo

Tanto la salud como la enfermedad son producciones del sujeto.

No hay somático por un lado y psíquico por otro, van juntos. El sujeto habita un cuerpo erógeno, gozante, que no se siente más que cuando se rompe.

Si consideramos la vida anímica desde el punto de vista biológico, se nos muestra la pulsión como un concepto límite entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos procedentes del interior del cuerpo que arriban al alma, y como una magnitud de la exigencia de trabajo impuesta a lo anímico a consecuencia de su conexión con lo somático. La pulsión es por tanto, un concepto fronterizo... y si el yo es el mediador entre la pulsión y su meta que es satisfacerse siempre, el medio del que se vale es el objeto, lo que ha de rodear.

El cuerpo es una construcción, una articulación compleja, donde interviene la pulsión, como en todo lo que hace el hombre. Pulsión, con tres niveles, real: lo que le interesa o le es indiferente, económico: lo que le gusta o le disgusta,  y biológico: lo que hace o deja hacer... por aquí anda el amor, como propio mandato de la especie que para perpetuarse ha de reproducirse, sexualmente... y que sea una cuestión de la especie hace que no haya representación psíquica de masculino y femenino, tampoco hay psiquismo masculino y psiquismo femenino. La única representación de la sexualidad en el inconsciente es la pulsión, que es el montaje a través del cual la sexualidad participa de la vida psíquica, y que está representada por la muerte... la pulsión de muerte puntúa desde el futuro, es desde el punto final que se puntúa todo lo anterior el después hace de antesala para que el antes pueda tomar su fila.

Ese tiempo porvenir, el de tomar su fila, al psicosomático, le cuesta pensarlo, concebirlo, no puede pensar ninguna estrategia para el futuro, con ilusiones, esperanzas, posibilidades, goce, porque en ese futuro también está la muerte, [(cualquier estructura es para negar que somos mortales)... y es paradójico que un  enfermo de una enfermedad mortal... sea inmortal... en la realidad psíquica con la que tan mal se lleva]... y como no puede pensar ese futuro con muerte tampoco una estrategia (posición activa), se queda ahí parado, sin planificar nada, con el síntoma (posición pasiva)... lo que sea, siempre le tiene que venir del exterior, del médico por ejemplo.

El cuerpo va más allá de la imagen corporal, lo cual  supone que la relación del hombre con su cuerpo es imaginaria y esto está en relación con que el sujeto crea que el otro siempre ocupa su lugar (se precipita de la insuficiencia a la anticipación) [...y reaccione frente al otro con rivalidad y hostilidad] pero es que en el humano es en relación al lenguaje (exterior al sujeto) que se construye el aparato psíquico y el cuerpo.

El hablante es mortal porque por hablante sabe que va a morir, esa certeza al psicosomático le cuesta incluirla. En un hombre que no se muere no hay falta... Él no niega la muerte (...ya, todos, algún día, nos vamos a morir), pero la acalla con su organicidad, donde tendría que poner el símbolo pone el cuerpo taponando esa falta real, y como falta la falta hay angustia, tiene que haberla porque que no puede faltar la falta,  lo que hace al macarrón es el agujero sobre el que se construye. (La angustia de castración siempre es frente al deseo y siendo angustia no es la angustia constitutiva, la necesaria, la que es una operación) 

En el fenómeno psicosomático hay como un fallido en el soma, un órgano aparece en la conciencia cuando es sintomático, en tanto el cuerpo es silencioso y el que lo porta de normal no lo nota.

La enfermedad es una producción sintomática que se ha hecho con trabajo y así mismo la salud si la pensamos con el psicoanálisis, que incluye la mortalidad, es otra producción. Todo lo que hacemos es con pulsión, exigencia de trabajo psíquico, y el psicosomático es de eso de lo primero de lo que reniega (más que reprimido-negado, reprimido-aniquilado, un intento de borrar lo psíquico)... como si quisiera ser una máquina todo-cuerpo-y-ya-está, en vez de pulsional, deseante con sueños que sueñan otra realidad, que por tener otro tiempo, el del inconsciente  no va coincidir nunca con la otra realidad, la material... otra inadecuación intolerable más, como la de que la palabra no coincida con la cosa. Cree que lo que le pasa es lo que dice que le pasa.
-Me pasa esto... -¿Y que piensa sobre eso que le pasa?
-Pues lo que le he dicho que me pasa... esto.

Le cuesta producirse como sujeto representado por un significante S1, en un momento, para otro significante S2, en otro momento... (siendo que el sujeto lo encontramos en la repetición)... porque no hay intervalo. Lo mismo... hay tendencia, fuente, objeto y fin, disyuntos... pero el recorrido de la fuente al objeto (que es lo que rodea la pulsión, cualquier objeto, objeto a) no se produce porque el objeto es como si no lo hubiera porque es un órgano (no libidinizado) ayuntado, fundido a una fuente en el propio cuerpo, por eso hablamos de autoerotismo (homo-sexualidad, una manera de resolver la diferencia sexual...

Ese intervalo habla de una temporalidad... el movimiento pulsional es la temporalidad... y de la mano de la temporalidad viene la incertidumbre (neurosis actuales) que no soporta... al tiempo, al deseo, que es deseo de deseo... (no es la madre, es el deseo de la madre)... y que es después del goce, que puede haber sin que haya deseo... que está con el significante, entre palabras, en la cadena significante.

El psicosomático no miente... si decimos que castración hay cuando el niño es capaz de mentir, cuando es capaz de separar la palabra de la cosa... el psicosomático, que no miente lo prueba con su cuerpo.
Me molestaba aquí... he ido al médico y me ha dicho que tengo úlcera... que es de nervios... pero yo no soy nervioso, soy muy tranquilo... estoy bien... Y me ha preocupado claro
No es lo mismo ocuparse que preocuparse, ni implicarse que adaptarse: La salud es una implicación, no es una adaptación. La medicina y la psicología están por la adaptación... el psicoanálisis está por la transformación de la realidad con la implicación del sujeto en esa transformación.

Ni es lo mismo deseo que goce, ni goce que placer. Placer es la tendencia a disminuir la excitación a lo mínimo, y el goce es del orden de la tensión, del displacer, del gasto, del forzamiento, pero además el goce está en relación con la mortalidad, punto final que acontecerá, pero que determina lo anterior, hasta el punto de que solo goza un sujeto que se sabe mortal, que tiene puntuación, ley e interdicción.

(La ley 1ª es la ley del lenguaje, y el único trauma del ser humano es el de la inmersión en el lenguaje... Si no hablo yo... hablará el cuerpo y su forma de hablar es sin palabras es por medio del síntoma, y ahí se va a ver bien a las claras que Soy hablado (posición femenina)... que ello habla por mi... 

Si para hacer de una lesión en un órgano, una radiografía, se ha necesitado todo el aparato radiográfico entero, aunque luego solo se traiga y se lleve la foto... para constituir un sujeto deseante se necesita de todo el aparato psíquico que se va construyendo... toda una complejidad, con una primera tópica que va a desembocar al goce, una segunda al deseo... y en la incertidumbre frente al deseo del otro, deseo de deseo, va a enganchar la psicosomática... Tengo una relación con el lenguaje, que es estructurante, la relación con el Otro, que supone una apertura a ese tiempo de incertidumbre ante el deseo del Otro... Me dice esto... pero... ¿qué me quiere decir?

No hay sujeto antes de la palabra ni nada hay fuera del lenguaje. El sujeto solo aparece después de hablar, y siendo el lenguaje el órgano del goce, el goce tendrá que ver con la posición del sujeto en el lenguaje y con que todo en el sujeto pase por la palabra. Que se estructure en la cadena significante, quiere decir, de entrada, que todo estímulo tanto físico como psíquico, requiere una doble elaboración, una elaboración física y otra psíquica... ponerle una palabra, una frase... y ese es fundamentalmente un problema del psicosomático, que a cambio de esa no producción, produjo un fenómeno psicosomático (no una derivación afectiva como la funcional de la histeria, no una sustitución de la realidad como en la psicosis...), una lesión hecha o en ciernes, una manera de gozar del cuerpo real, como señal de que algo no anda bien en el cuerpo mortal, el cuerpo que puede faltar. En la enfermedad, en el síntoma hay un goce, un goce que no conviene que haya para que goce de una manera menos dolorosa.