sábado, 2 de julio de 2016

Verano una oportunidad o un estrés

Verano y trabajo, una oportunidad
Este verano ya ha llegado. Un montón de personas están empezando a venir, a España, a la costa. Conviene si no está uno preparado, empezar ya prepararse, porque va a haber mucho trabajo. Conviene un estado animoso, contar con que va a haber un mayor nivel de angustia en cada trabajador, tanto de cara al público, como fuera de su vista, eso no importa. Si importa que la información circule en toda la cadena, es decir, que unos, otros y otros hablen del mismo tema, es decir que, por ejemplo, el encargado de hacer los pedidos o las compras, el que las prepara y el que las reparte que funcionen acompasados, es decir con mucho orden, lo cual no impide la ligereza. Ir ya dándose cuenta, y contando con que la tensión, para realizar una mayor cantidad de trabajo en el mismo tiempo, va a tener que aumentar forzosamente, y que es muy humano desplazar, o sea, en vez de tolerar que uno tiene que poner mucha atención, concentrarse mucho en la tarea que está realizando y que eso es fatigoso, echar la culpa a un compañero, a los clientes, a la situación, al calor, a lo que sea... en vez de que uno mismo tiene que poner más atención. 
En esta línea, está aquello a lo que me refiero. Puede ser una oportunidad para hacer unas muy buenas cajas, si uno aprovecha la ocasión de trabajar para trabajar. Pero si se aprovecha la situación para criticar a aquel compañero con quien no me llevo muy bien, o al jefe que gana más, o a la compañera que me gusta pero no me hace caso, o al repartidor que se retrasa en llegar... ahí, se crea una fuga de energía, una energía perdida como sentimiento de hostilidad, de rivalidad, de envidia, de celos, que se pierde como acción productiva. 
Atentos.
Podría parecer que esos son motivos suficientes para que 'vaya mal' o no vaya tan bien como debiera... pero el psicoanálisis nos ha enseñado, que estos desencadenantes son eso mismo: motivos desencadenantes, que no faltan nunca, pero que no son las auténticas causas de peso. Estas son 'causas suficientes para la razón', las causas razonables, pero no son de por sí las auténticas ni las únicas causas. Estas solo son las excusas para poder expresarse una problemática, un malestar, una inadecuación en otro aspecto de la vida, del que a veces no se tiene noticia directa, o al que, a veces, no se le ha dado la verdadera importancia que tiene, y se lo va posponiendo, posponiendo, sin decidirse a resolverlo... Claro eso crea un malestar que 'se suma a lo otro', que es el que aparece, solo que deformado, disfrazado.