jueves, 12 de enero de 2023

Sentimiento de Culpa...

 

Se dice mucho de la culpa pero se olvida más, ¿Por qué? porque lo primero que hay que decir es que la culpa es inconsciente. El sentimiento de culpabilidad es ‘in-consciente’. Se nos olvida porque es una complicación de entrada. No hay coincidencia en el funcionamiento entre lo que es consciente y lo que no lo es. Podemos no ser conscientes de algo, pero eso no quiere decir que ese algo sea inconsciente. Puede sernos desconocido, mientras funciona con normalidad. Puede ser que una cosa sea diferente a otra y perfectamente no ser ‘lo opuesto’, escalera y Apellido son 'cosas' diferentes pero no opuestas. Es importante reconocer y respetar esa diferencia. Discriminar lo uno y lo otro hace inteligencia. Lo consciente tiene sus modos, sus leyes de funcionamiento. Lo inconsciente también tiene su modo particular de funcionamiento. No son iguales.

Lo consciente, al principio, se rige por el principio de placer, pero más adelante se impondrá el principio de realidad, la prueba de realidad... Esta indica por ejemplo, si el fenómeno es externo o interno. Si un estímulo me afecta (hambre, frío...) y yo me muevo, me cambio ‘de sitio’ y se me pasa (el hambre o el frío), ese sería un fenómeno externo a mí, al sujeto...  si no se me pasa y persiste es que era un fenómeno interno, quizá una necesidad, lo que requerirá ‘de mí’ otro tratamiento de la cuestión, otro abordaje... en tanto ahora sé, que eso ‘no es no es algo externo a mí’.

Lo que hay que aprender:

No se puede tratar como igual lo que es diferente... (No se puede pensar lo inconsciente como si fuera consciente)

     Todo esto es para introducir el tema de la culpa, y en concreto el sentimiento de culpabilidad.

Con el mero hecho de que hagamos aparecer el término ‘sentimiento’ estamos indicando una dirección, una orientación  de las ideas que no corresponde ni a la religión ni al derecho. Ni a la religión porque la sensación de culpabilidad, en general, no es ni de lejos, una respuesta del ‘sujeto arrepentido’, consecuencia de algún acto cometido, omitido o simplemente pensado... y esto último es muy importante tenerlo en cuenta en este viaje alrededor de la culpa y sus sentimientos.

La culpa  es inconsciente.

Consciente es el ‘remordimiento’ (morder y morder y morder... re-morder). La Culpa de la que hablamos no es ni la de la religión ni la del derecho. Es la real, es aquella de la que sabemos por sus efectos, y su efecto es efectivamente que ‘exigir castigo’ Solo cuando el sujeto es castigado o se siente castigado, deja de padecer ese sentimiento de culpabilidad.

Es decir, busca ser castigado porque solo con ‘el castigo’ encuentra alivio. ¿Alivio? Alivio, sí, al mal-estar que le produce la Angustia, cuando ésta toma al sujeto.

La angustia es otro sentimiento. El más importante que tenemos, por su relación con el deseo. Es decir: si hay angustia es que hay deseo.  O sea, un deseo, pero no cualquiera, sino un deseo que ‘fue en otro momento’ prohibido, proscrito, por la propia moral del sujeto, porque fue considerado inadecuado, intolerable... Son estos, generalmente, los deseos hostiles, los agresivos, los sádicos... esos deseos que generan un alto displacer en el sujeto por el malestar que le producen a la conciencia.   

Sugestión (hipnosis) o Interpretación (análisis)...

Para distinguir entre la técnica sugestiva y la analítica, nos vamos a servir de alguna de las fórmulas que respecto a las artes nos indicó Leonardo de Vinci. Una de las artes emplea la vía del poner y otra emplea la vía del quitar. La pintura opera sobre el lienzo poniendo colores donde antes no los había. La escultura, en cambio, procede quitando de la piedra la ‘masa que encubre la figura’ en ella contenida.

Idénticamente, la técnica sugestiva actúa poniendo. No se preocupa del origen, la fuerza y el sentido de ‘los síntomas’, les sobrepone algo ─una sugestión─ lo bastante fuerte para impedir la exteriorización de la idea patógena.

En cambio, la terapia analítica no quiere agregar ni introducir nada nuevo, al contrario quiere quitar, extraer, mientras investiga la génesis de los síntomas patológicos, las conexiones de la idea patógena que se propone hacer desaparecer

Esta investigación nos ha procurado importantes conocimientos. por eso dice Freud, renuncié tempranamente a la técnica sugestiva y con ella a la hipnosis. Dudo mucho que la sugestión tenga la fuerza y la persistencia suficientes para garantizar una curación duradera. En todos los casos graves he visto desvanecerse pronto la sugestión sobrepuesta y reaparecer la enfermedad o una sustitución equivalente de la misma.