viernes, 19 de mayo de 2023

LATENTE

 

Latente.


Hay una hostilidad, en la enfermedad, que de no contar con ella, de no analizarla, nos mata. La hostilidad, digámoslo de una vez por todas, es instinto de muerte. Pulsión de destrucción, como si quieren llamarlo Tánatos, en contraposición a Eros, me da lo mismo. Es hostilidad y lo que lo acompaña es odio, deseo de muerte. 

Ejemplo en el cine, una película llamada Alien lo explicaba de una forma sorprendentemente gráfica. El Alien era tan hostil que hasta su sangre era ácido, de modo que al ser herido las gotas que manaban de la herida fundían, perforaban todo lo que se ponía a su paso, empezando por la mesa camilla en la que habían depositado su cuerpo y hasta el suelo de la enfermería era perforado.

Hostilidad. Peligro de muerte y goce. Goce, muerte y deseo inconsciente, bonita mezcla. Gozo con mis malos deseos, aunque no lo sepa. Si mi amor no puede controlar mi odio, y este no encuentra un exutorio, una salida, me envenena. Gana por dentro y como el ácido del Alien, corroe todo lo que se le ponga por delante, ajeno o propio. Cegado por el odio, tiende a los comienzos, a lo que fue en un principio: materia inanimada, cero excitaciones, la nada, la muerte.

La muerte no se ve. Vemos al muerto, no la muerte, la muerte se intuye, se huele, se vive, pero no se ve y está ahí. Imágenes de cine: jugando una partidita de ajedrez... mientras tanto.

Freud, llamó la atención a la humanidad entera, sobre lo que vemos y lo que no vemos. Nos advirtió, con más de trescientas páginas contundentes, que una cosa era lo que contábamos haber soñado, que eso era lo manifiesto, el jeroglífico a descifrar, ese era el texto, lo sagrado, de lo que tenemos que partir para investigar. Desde ahí hay que empezar a desentrañar, a ver que quiere decir eso, a lo que, como a lo sagrado, no se le puede dar la espalda. Es dado así y algo querrá decir. Eso que hay que desentrañar, que nos ha sido dado así, está formado por ideas que han encontrado esa forma de expresión, Esas son las ideas que son latentes... las mismas ideas () son las que de una esa manera particular, concreta, han formado el sueño. No se ven las ideas latentes, pero ahí están, detrás, trabajadas por operarios los operarios del inconsciente (la condensación, el desplazamiento), buscando expresarse, exactamente igual que el deseo inconsciente. Exactamente igual que la venganza disfrazada de paciencia, o exactamente igual que cuando a veces, las ganas de matar se muestran disfrazadas de dolor. Es lo latente... esperando su momento para expresarse.  

Latente, deseo latente. Amor-odio. 

La misma energía libidinal, pero en sus extremos, con efectos sumamente diferentes. Me curo por amor. Me mato o me dejo morir para que se enteren lo que es sufrir.